
Adaptación de "Las novelas de Sookie Stackhouse", escritas por Charlaine Harris, True Blood es la serie creada por Alan Ball para el canal HBO en EEUU.
Aunque, a simple vista parezca otra serie más de vampiros, la verdad es que aborda el tema desde otro punto de vista: el sur de los estados unidos de América. El profundo y conservador sur, dónde seres sangrientos y malvados salen todas las noches, y proclaman sus derechos.
La principal diferencia entre las novelas y la serie es el narrador. Sookie, en los libros, nos va narrando su vida en primera persona. La historia se centra más en ella, su vida, y la historia de amor que mantiene con Bill, el vampiro serio de turno.
En la serie, el espectador se "cuela" en todos los aspectos de Bon Temps, el pequeño pueblo de Luisiana... por lo que esto hace necesario el incluir personajes en la serie que no existen en la saga literaria. Por ejemplo, Tara, la mejor amiga de Sookie en la serie. Alan Ball crea este personaje y le otorga una de las tramas más complicadas que yo haya visto a lo largo de las muchas series de televisión que he visto. Una chica con una madre alcohólica, en la que los guionistas le dan buenos momentos en ocasiones muy contadas.
Eso sí, es una serie para chicas. Las novelas son para chicas, el personaje principal empatiza muy bien con el público, tanto en un soporte como en el otro, pero mucho más en el sector femenino del público. Bill, el vampiro en cuestión enamora a toda mujer que vea la serie. Y Eric, el vampiro macizo, atrae a cualquier mujer que no la haya visto aún. Porque True Blood también es sexo, y drogas. Veremos a más de un personaje colocarse con el V, la sangre de los vampiros, una potente droga para los humanos.
Country, rock, sexo, drogas, sangre y dolor. True Blood es una serie que merece la pena ver. Y, como habreis imaginado, no tiene nada que ver con Buff Cazavampiros....una aprendiz al lado de la Iglesia del Sol de Luisiana.